He pasado todo el santo día mirando un
foquito estéril
con la vista fija en ese punto del mundo
como si esta acción
fuera a cambiar las cosas.
Uno ha sido criado torpemente en los
milagros.
Uno torpemente es una repetición.
Resignado del día
mi perro duerme a sus anchas bajo el
techito del lavadero.
La lluvia ha sido tan persistente como el
apagón.
Ahora mismo puedo estar siendo velado en algún otro sitio
dado por muerto o declarado
arteriosclerósico.
Sé que más de una mujer llorará por mí toda
esta tarde y aún
su noche aquí en mi tarde.
Sin saber qué más hacer para aliviar sus
pesares
me recuesto junto a mi perro a ver caer la
lluvia
con los mismos ojos de desdicha miramos el
día
imposibilitados
de toda comunicación.Carlos Gallegos
"Dios me dio la bendición de ser ateo"
x Ediciones Periféricas & Árbol Animal