En “Antro”, tercera publicación de Amanda
Durán, encontramos una representación del constante ir y venir de la
resistencia poética en cuanto a conciencia y denuncia, pero sobre
todo, en cuanto a oficio. Una poesía arrasada pero rápidamente
regenerada.
En “Putita de Dios”, los poemas llegan a ser tremendas
imágenes que se superponen cual efecto collage, replanteándonos el
gesto de la belleza como contradicción de la crudeza.
En “Canto a la Perestroika”, la poesía es una mujer extraordinaria, que
vuelve a la vida (“esta noche/su piel es el discurso”), y en
“Lamentaciones” apreciamos una voz altísima que sentencia: “la mujer que
no grita es un asco”.